Edu, el amigo que se echó novia y dejó de existir

Este es un sitio web satírico. No lo tomes en serio. Es una broma.

2059 80792 Compartes

Todos tenemos uno. Intenta camuflarse entre el resto. Intenta pasar desapercibido. Pero, tarde o temprano, la verdad se descubre y sale su “verdadero yo”.

Cuando está soltero es el alma de la fiesta. Se apunta a todo lo que surja, le da igual el dinero o el tiempo que implique porque es la alegría de la huerta. Si no te animas, te señala como el mono de Padre de Familia y te acusa de estar muerto por dentro, de desperdiciar tu vida y te dice que su abuela tiene más fiesta que tú. Tú intentas resistirte, y es cierto que muchas veces cedes y acabas por unirte al plan, pero cuando no lo haces y te sientas frente a los apuntes del examen o te metes en la cama a dormir, te preguntas si realmente tiene razón. Y ese, ese es el preciso momento en el que te desconcentras y tu tarde o tu noche en casa se convierten en una gran desperdicio de tiempo. Pero ese, es otro asunto.

Se dice que suele ser un ligón, o todo lo contrario, que pasa del amor y del sexo opuesto, porque su futuro, sus aficiones o cortar el césped de la vecina es mucho más importante. Pero no creas nada de lo que te dice porque una tarde cualquiera, de un día cualquiera, en la que la lluvia azote la ventana y tú mires fijamente al infinito. Esa tarde, pensando en los últimos fines de semana te darás cuenta de que algo ha cambiado. No sabes exactamente qué es y esa idea te ronda la cabeza durante toda la noche, te hace sentir incómodo. Al día siguiente durante el desayuno hay algo que hace que tu pulso se acelere, que un sudor frío te recorra la frente. Y mientras la tostada salta de la tostadora, el café pita en la cafetera, y tu escupes el zumo, te das cuenta: TU AMIGO SE HA ECHADO NOVIA Y HACE SEMANAS QUE NO LE VES EL PELO.

No sufras. Era cuestión de tiempo. El destino o el azar, no lo sé, pero no puedes hacer nada. Todo empieza con un “no puedo, he quedado”, y acabas olvidando su cara, su número de teléfono y que le prestaste un par de camisetas. Las chicas, hacemos exactamente lo mismo. Cambia a la amiga que le sujeta los tacones en el baño de la discoteca, por su novio que le sujeta el bolso en la sección de cocinas de Ikea. Y si le dices que piensas que algo ha cambiado, se hará la loca, te gritará desconcertada “pero si le doy a me gusta en todas tus fotos de Facebook”. Tal vez se haga la indignada, te acusará de que tus planes son una pérdida de tiempo y que no todo se basa en el ocio. Que hay que mirar por nuestro futuro. En un caso extremo puede incluso decirte que madures. Te habla de los pilares en las relaciones y te preguntas en qué momento empezó a interesarse por la construcción y, lentamente, con el paso del tiempo, dejas de mandarle whatsapps con audios cantando borracho la canción de “Adiós” de Ricky Martin.

Sin embargo, tarde o temprano las aguas vuelven a su cauce, la cabra tira para el monte, y tu amigo lo deja con la novia. Y recibes una llamada suya, con el corazón roto, te llora y balbucea al otro lado de la línea. Por un momento sientes confusión, no recuerdas a ningún amigo con ese nombre, de hecho cambiaste de móvil y ni siquiera tenías su número. Pero, de pronto, caes en la cuenta de quién es. Por un momento sientes pena por él, que posteriormente se convierte en ira contenida por esos meses/años en los que caíste en el olvido. Y por fin, te inunda la satisfacción porque llevabas tanto y tanto tiempo esperando este momento que llegas a sentirte culpable. Un poco sólo.

Entonces te muerdes la lengua para no caer en un “te lo dije”. Le sueltas una charla en la que le recuerdas que la amistad y la familia es lo que perdura y la de peces que hay en el mar. Pero él no te escucha, sólo se pregunta cuándo has empezado a interesarte por la pescadería.

Y así sucesivamente hasta que un día los planetas se alinean y tu amigo consigue otra novia exactamente como él. Y entonces se twittean cosas sobre cómo el destino no les unió antes y se tatúan el nombre de su pareja en el brazo. Y en ese momento el que le da de lado para el fin de los tiempos, eres tú.

Todos tenemos un amigo así, anímale a leer este post como quien no quiere la cosa. Y si ese amigo eres tú, jamás lo reconocerás. Asique, pásalo bien en el Ikea.

Este es un sitio web satírico. No lo tomes en serio. Es una broma.

loading Biewty