Ahora voy contra el alcohol y los borrachos.

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El primer mandatario del Uruguay, Dr. Tabaré Vázquez, arremetió duramente contra el consumo de alcohol en el país, el cual, según expresó, ha alcanzado cifras alarmantes.
"Es lamentable que el Uruguay sea considerado un país de borrachos", dijo Vázquez. "Uno ve las estadísticas del INEC sobre el consumo de alcohol, y no puede dejar de espantarse. Antes, beber hasta emborracharse, era cosa de borrachos y de marginales. Hoy en día los adolescentes ya beben a boca de jarro y este es un flagelo que no respeta clase social, sexo ni creencias religiosas. Chupan como musulmanes, como beduinos, como filisteos y como cosacos. Las chicas chupan mas que los chicos. A lo cowboy. Usted entra a las redes sociales, y es un culto permanente al "viernes", a la fiesta, al cuerpo y a la ingesta de sustancias en general.
Consultado sobre las medidas que habrá de adoptar el gobierno para hacerle frente a esta situación, el primer mandatario, expresó: "La primera medida será prohibir el consumo de alcohol a 200 metros de escuelas y hospitales. Eso como primero y fundamental. Limitaremos la publicidad, controlaremos la comercialización y aplicaremos impuestos impagables a las bebidas alcohólicas hasta lograr que ya nadie pueda comprarlas. La idea es desestimar el consumo de esta droga en la sociedad, y para ello no vamos a dudar en utilizar toda la artillería pesada, como lo hicimos contra el tabaco. Estableceremos controles estrictos desde el Estado para que la gente no ingrese a sus trabajos en pedo, ni salga a tomarse una al boliche de la esquina junto al televisor. Hay que sacarle la murga de la cabeza a los uruguayos. Hay que mostrarles que existe la vida y la cultura más allá del mostrador. El tango también ha influido negativamente en la formación de nuestra identidad. "Quiero emborrachar mi corazón/ para apagar un loco amor/ que más que amor es un sufrir/...", expresa uno de los tangos más emblemáticos. "Esta noche me emborracho bien/ Me mamo bien mamao/ Para olvidar/", concluye otro. "Que me importa que se rían/ Y nos llamen los mareados/". "No ves que vengo de un país/ Que está de olvido siempre gris/ Por el alcohol/". "La curda que al final/ Termina la función/ Corriéndole el telón al corazón/". Y podría pasarme toda la noche nombrando letras de canciones que hacen del consumo del alcohol una virtud, una salvación y hasta un recurso poético. Según esas mismas estadísticas del INEC que mencionaba al principio, los sectores más vulnerables al consumo de alcohol son las clases bajas. Cuando no las clases bajas. Ellos no tienen para comer o para comprarle la leche a los niños, pero nunca les falta para el cigarrito y el tetrabrick. Por eso insisto en que hay que aumentar considerablemente los impuestos de las bebidas alcohólicas más populares y, por lo tanto, más perjudiciales para la salud. Una botella de grapa no debería bajar de los 1000 pesos. Lo mismo debería suceder con la amarga, el espinillar y otros venenos que la gente pobre compra a precios irrisorios. En el próximo consejo de ministros, analizaremos un proyecto para prohibir la venta del clásico vino "suelto". Hay una idea fantástica del ministro Bonomi, que consiste en extender las espirometrías a los peatones. Ya no solo a los conductores de vehículos. Aunque usted vaya a pie, la policía lo va a parar y le va a realizar una espirometría. Si sus resultados son positivos, se establecerán castigos que pueden ir desde multas hasta responsabilidad penal. Ya es hora que poner las cosas en su lugar. La semana pasada, mi señora esposa, saliendo de misa, fue agredida verbalmente por una patota de borrachos, los cuales le gritaban: ¡BILBO BOLSON! Por eso les digo. Esto ya se pasó de castaño oscuro. No hay derecho. Uno ya no puede vivir tranquilo entre tanta gente con los sentidos alterados. Si no es el alcohol es la marihuana. Pero ojito. Mucho ojo, porque esto no termina acá. Mi lucha no solo será contra el tabaco y el alcohol. También habré de ensañarme contra otro gran mal de nuestros tiempos. La obesidad. Esa asesina serial que se lleva la vida de miles y milas de uruguayos y uruguayas. Nosotros podemos dejar de ser ese país cuyos habitantes se caracterizan por lo predominante de sus abdómenes. La idea es adoptar la llamada "dieta mediterránea", consistente en la ingesta de frutas y verduras frescas, pescados, pastas y aceite de oliva. Fuera el guiso, la buseca, el osobuco, los chorizos, la leche y la carne roja. Fuera la sal, la harina de trigo, el arroz, el azúcar y las gaseosas. El hombre nuevo que nos proponemos crear, es un hombre sano, potente, con hábitos positivos y mentalidad ganadora. Así que vayan despidiéndose del uruguayo mediocre, vago, fumador y guitarrero. Otro país es posible. Un país libre de humo de tabaco, alcohol y comidas indigestas.

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