Fanático cántabro se lesiona con la carrera de Usain Bolt

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José Luis Paraíso, un parado de larga duración, se lesionó ayer delante de su televisor. Ocurrió en el instante que el atleta jamaicano Usain Bolt caía al suelo en la final del “4 por 100” masculino de los campeonatos mundiales de atletismo que se celebran en Londres.

El día a día de mucha gente corriente sigue atado al de sus ídolos. Es el caso de José Luis y Usain, a los que nada une, nada comparten y en nada se parecen. Si Usain Bolt mide 195 centímetros, José Luis apenas llega a los 167. Si el jamaicano corre los 100 metros lisos por debajo de los 10 segundos, el cántabro necesitaría de un vehículo para acercarse a semejante marca. Si el rey de la velocidad lleva una vida plegada a los triunfos, José Luis sólo acumula derrotas. A sus 37 años apenas ha cotizado 27 meses a la Seguridad social. Y tampoco le gusta el atletismo. Lo que realmente saborea es ver a la “máquina Bolt” en progresión.

La noche del pasado sábado los dos estaban convocados para el tan deseado “4 por 100” masculino. Y los dos iban a caer lesionados durante el desenlace de la gran cita mundial. Usain Bolt en la pista, corriendo. José Luis Paraíso, sentado, frente al televisor. Mientras el primero descendía al suelo fruto de una lesión muscular, el segundo rompía su tibia con una patada a la mesa nada más ver caer a su Dios.

Si para el plusmarquista mundial todo quedaba en un susto, José Luis, en cambio, acabaría cruzando las urgencias del hospital cosido por los dolores de una doble fractura de tibia y peroné.

Todos los medios se han apresurado en titular que no merecía un final así, que esta ha sido la despedida más triste para el velocista, un Usain que ya ha adelantado su retirada de los estadios y que jamás tendrá noticia alguna sobre el percance de su incondicional, José Luis, que pasará por el quirófano y no tendrá más remedio que reducir sus vistas a una planta de traumatología durante algunas semanas.

El rey de la velocidad emprenderá nuevos retos en su vida, entre agasajos y recepciones alrededor del planeta. Todos le desean. Todos le quieren. Es el hijo predilecto del atletismo mundial.
José Luis, por su parte, primero tendrá que abandonar el hospital, luego pasar un tiempo por rehabilitación y una vez recuperado, volver a correr la calle. Correr, sí. De lunes a viernes. En busca de trabajo; más o menos lo que ha venido haciendo hasta ahora. Y los fines de semana, más de lo mismo, seguir consumiendo televisión junto a su mujer y sus tres tesoros, Ana, Paquito y Jose. Eso sí, sin su ídolo. Sin la estrella Usain.

Javier Rodríguez

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