Sale es sol en el "Sunshine"
Este es un sitio web satírico. No lo tomes en serio. Es una broma.
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El municipio del norte de Tenerife tiene un apelativo particular: se llama Sunshine pero nunca sale el sol. No es casualidad que el nombre haya sido caprichosamente escogido para simbolizar el bajo índice de UV en la zona.
"Es que en esta zona se fuma una de grifa que no veas, será por eso que siempre hay nubes" - explica el vecino del número 4 de la calle Sunshine. "Desde que soy pequeño sólo he visto el sol dos o tres veces".
Nuestro equipo de reportaje se ha reunido con la matriarca del barrio, quien en su momento bautizó el barrio con este curioso nombre.
"Mucho priso, frrru. Yo todo el día en coche, pa'rriba pa'bajo enseñando el tajo". - tararea la mujer. Le preguntamos el porqué del nombre y cuál era la intención.
"Yo no tengo culpo, yo vine aquí y hacía sol ese día. Quería que los turistas supieran que aquí todo bonito, mucho sol, mucho morenito" - explica.
Hacemos referencia a la media tan baja de rayos de sol que inciden en la zona.
"A mi me importa que me paguen el dinero" - ríe - "y que no hayan problemos" - dice mientras se enciende un cigarro en el salón. "He visto de todo aquí, gordas, gatas y venesolanos. Yo alquilar a todo el mundo, sólo dinero es importante. Luego pasa que no hay sol y la gente me pregunta por qué no hay sol y yo digo que sí hay sol pero que el sol es shining por detrás de las nubes. Yo no tengo culpo".
Hace una breve pausa, moja la colilla del cigarro en el café y se la lleva a la boca de nuevo. "En mi país desayunamos así y por eso yo tanto energía, todo el día con el coche brum brum".
Aprovechamos para halagar las instalaciones mientras ella nos ofrece un cigarro. Sacamos a colación un tema que está en boca de todos: el nuevo disco de Los Chicholinos.
"Son fantásticos, muy bonitos y muy buenos. Aquí ha venido Michael Jackson a componer sus canciones, la humedad de la casa inspira a cantar. Yo todo el día escuchando disco en el coche, moviendo el skeleton con la canción de "Dónde tá la gorda". Me gusta también una que no me acuerdo que dice algo de comer el ano, eso es una comida típica de aquí."
Le damos un par de caladas al cigarro, sospechando que más que nicotina tiene heroína. "Hay que mojarlo en el café, más cafeína, más energía". Nos invita a subir a la azotea para contemplar las vistas.
"En esa montaña de ahí nací yo, luego me fui a mi país y luego volví. Aquí la vida es más barata que una alpargata". Camina por la azotea saludando una por una a todas las arañas. "Estas no pagan alquiler, son como mis hijas, igual que las avispes, las mosques y los mosquiros. Le dan el toque rural que el piso necesita".
Le preguntamos por su marido, que nunca ha sido visto por nadie de la zona.
"Yo tampoco le pongo cara, no sé si es rubio o moreno. Tiene dinero eso sí lo sé" - explica mientras sostiene y amamanta a una de las arañas. "Somos un equipo, él lleva el coche y aparca. Aquí el aparcamiento malo, malo".
De pronto, se oye un ruido en el piso de abajo. A la matriarca le cambia la expresión del rostro, se apresura a dejar a la araña en su tela y apaga el cigarro con la lengua.
"Lo sabía, ya la gorda está con jaleo. Verás tú el problemo que se va a armar".
Sale apresurada escalera abajo, sin darnos tiempo a seguirle el paso. Vamos tras ella. Cuando llegamos abajo, no hay rastro de ella. Es como si se hubiera esfumado. Apagamos los micrófonos con la sensación de habernos imaginado todo. Le damos un último tiro al cigarrillo extraño y nos vamos a comer a los especialistas del tapeo. Salimos, cerramos la puerta y, de pronto, sale el sol de nuevo en el Sunshine.
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