Fernández de Palleja no le tiene miedo a los juicios

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Este libro es una serie de infidencias descarnadas sobre el acontecer de la enseñanza secundaria. Uno, que está curtido en lo más cloacal del periodismo, no puede dejar de sorprenderse frente a la profunda marisma del alma humana que se destapa en los cuentos de Educación. En primer lugar, se hace obligatorio percibir que los docentes son seres humanos y, en segundo que, al parecer, los estudiantes también. Ambos grupos etarios, en tanto títeres y titiriteros en el teatro de la existencia, cuentan con credenciales y currículum suficientes para postularse a cargos de personajes literarios. Si cualquier detective decadente puede ser un héroe de ficción, por qué no iban a serlo una profesora que camina en la noche o una chiquilina que decide mirar el techo desde otra perspectiva. Si hubo un loco que se hizo a los caminos después de leer demasiado, por qué no pueden integrar los planteles de la literatura un gurí fabulador, un profesor que no quiere dar clase, uno encadenado en la plaza u otros que llegan al amor por caminos extraños.
¿No es acaso la labor educativa una ardua lucha agónica de fuerzas contrapuestas, desorganizadas y casi siempre ciegas y balbuceantes? La vida misma es esa desembocadura ingente e impredecible y no es de otra cosa que habla la literatura, ese monstruo lingüístico. Se ve que así lo ha interpretado Fernández de Palleja, quien moldea maliciosamente un ramillete de historias indiscretas.

Me encontré con el autor abajo de una acacia que tiene plantada en el frente de su casa y nos tomamos unos mates mientras conversábamos acerca de algunas cuestiones vinculadas a su libro “Educación”.

¿No tenés miedo de que te encajen algún juicio?

La verdad es que, la gente que destripo en el libro, primero que nada, no creo que lo lea y, por otro lado, los camuflé bastante. Por ejemplo, a uno que lo conocen acá hace añares lo mezclé con otro más nuevo que también es medio raro. Y, si llegaran a ir a la justicia, mejor, más ventas para el libro.

¿Sos consciente de que te pueden usar políticamente en este año electoral?

Seguro. Y la verdad es que me encantaría. Aumentaría las ventas, ¿no? Es como cuando Chávez le regaló el libro de Galeano a Obama. ¿Por qué crees que le puse ese título?

¿Cuál es tu opinión de la educación en este bendito país?

Ni idea. Las opiniones son de los personajes. Además, mi opinión cambia todos los días, según el sueño que tenga, lo que haya comido. No al extremo de algunos políticos, pero seguro que mañana pienso otra cosa. O según el gurí que tenga en frente.

Pero, ¿el plan Ceibal por ejemplo?

Mirá, en general me parece que es como una montaña de papel pintado, pero si sirve para vender más libros capaz que cambio de opinión de apuro.

Para terminar, ¿quién gana las elecciones este año? Jugátela.

Sinceramente, no sé. Todavía no sé si me voy a hacer oficialista de derecha o de izquierda. Aunque el otro día me llamó Sartori. Pero no puedo decir nada todavía

Rodney Da Silveira