El amor hacia sus raíces le salva la vida.
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A medida que avanzaba la segunda guerra mundial, la necesidad de médicos y cirujanos crecía para ambos bandos, por lo que el régimen Nazi comenzó a buscar entre sus campos de concentración a cualquiera que pudiera llevar a cabo funciones médicas. Y fue justamente allí donde encontraron al doctor Gideon Aguilera quien fue un médico de cabecera antes de que el conflicto iniciara.
Gideon fue separado del resto de sus congéneres y reagrupado con otro grupo de profesionales de la salud, donde además de alimentarlos se les propuso que cambiaran de nombre y fe para que sirvieran a las filas del régimen a cambio de sus vidas, la mayoría de los médicos aceptaron mientras que los que se negaban simplemente eran ejecutados allí mismo, sin embargo cuando los oficiales le hicieron la propuesta al Dr. Aguilera el grito con todas sus fuerzas la siguiente frase:
"¡Los Aguilera siempre hemos estado orgullosos de nuestro apellido, somos Judíos, siempre lo hemos sido y siempre hemos tenido la cabeza en alto! ¡El apellido Aguilera es Judío y jamás ocultaremos nuestras raices!"
Segun conto el Doctor, el oficial solo rió y le apuntó con el arma a la cabeza, pero al no ver que este retrocedía ordenó que se le diera una golpiza para después echarle fuera del campo de concentración.
"Algo que los Nazis siempre han admirado es la fuerza y el orgullo, creo que fue por eso que decidió perdonarme la vida, al lanzarme fuera del campo, débil y lastimado me obligaba a probar que era digno de vivir"
Llegó a comentar en varias ocasiones el Doctor al narrar su increíble historia.
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