Satisfacción policial
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El pasado mes de julio, en una población del área metropolitana de Barcelona, un policía local ha sido noticia por mantener relaciones sexuales con una víctima de violencia de género a los tres minutos de producirse la misma.
Según ha manifestado el agente únicamente se interesó por los capítulos de sexo en grupo detallados por la víctima, y en cuanto se quiso dar cuenta le estaban arrancando la ropa para comérselo. Defiende la postura que ya estirado y con todo colgando era mejor para la víctima dejar que se desahogara que cortarle el rollo y tener una segunda victimización.
La víctima, por el contrario, asevera que el agente la arrinconó en un momento que estaban a solas y a la voz de "en compensación a darme tanto trabajo me la vas a comer" se fue desabrochando el pantalón mientras se le salían los ojos de las órbitas mirándole los pechos con deseo paleolítico.
Un testigo de los hechos atestigua que no vio la escena porque el agente le encerró en un armario poniéndome el bol de comida del perro en la boca. El testigo, primo de la víctima, dio como pista el haber oído al agente gritar sucesivas veces "esto ni en el Corte Inglés, toma!"
La noticia ha causado estupor entre los vecinos del municipio, que sólo han podido aportar al suceso que a la marcha del vehículo policial del lugar el agente acompañante no paró de jugar a marcianitos con el móvil.
Fuentes de este periódico han intentado contactar por el responsable del turno del día de los hechos pero ha sido imposible, siempre se adelantaba un tal Isma, que llamaba compulsivamente cuando se procedía a realizar las preguntas.
También se cita un cuarto agente, pero aún nadie sabe qué pintaba allí o si era un infiltrado.
Se ampliará la noticia de tener futura información al respecto.
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