La sidra asturiana reduce el riesgo de contagio de COVID-19
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Recientes estudios del Centro de Investigación Elias Masaveu (Asturias) sugieren que el consumo de sidra asturiana y su particular forma de servirse pueden evitar el contagio del desgraciadamente tan famoso coronavirus.
Según los investigadores del CIEM las propiedades de la sidra asturiana, hecha con manzanas autóctonas, fortalecen nuestro sistema inmunitario al aportar importantes cantidades de vitaminas (vitamina C, grupo B, E y K), minerales como el potasio y el sodio y antioxidantes que ayudan a reducir el nocivo efecto de los radicales libres.
Estos radicales libres facilitan el "tránsito" de célula infectada a célula sana del COVID-19, ya que hacen la función de "puentes comunicantes", provocando que la infección se extienda con mayor virulencia por nuestro cuerpo.
Además su particular forma de servirse, tirándola desde una cierta altura directamente al vaso ("escanciar"), tiene sus beneficios para evitar los contagios de virus y bacterias.
Al golpear la sidra contra el vaso se volatilizan sus precursores aromáticos y se potencian sus propiedades organolépticas. Con esto se consigue que el ácido carbónico presente en la sidra se active y provoque esas burbujas características en la bebida.
Dichas burbujas provocan un aislamiento del virus al verse encerrados dentro de ese espacio carbónico y permiten el tránsito por el sistema digestivo de forma segura hasta que son eliminadas en el estómago, gracias a la acción de los ácidos digestivos, que provocan la desaparición total del COVID-19 y su no entrada al torrente sanguíneo.
Si bien este descubrimiento se trata de un gran avance en la lucha contra esta nueva pandemia, no viene exenta de algunos inconvenientes.
La ingestión de sidra, y por lo tanto del ácido carbónico presente en ella, provoca contraindicaciones en los consumidores como sensación de gases, aumento del apetito y un incremento en la frecuencia de orinar y defecar.
Aunque en un principio puedan resultar molestas, se trata sin lugar a dudas de un pequeño precio a pagar para evitar el contagio del virus responsable de al menos 100 millones de muertos a lo largo del siglo XIX y XX.
Desde el Centro de Investigación Elias Masaveu, quieren agradecer a dos primeros voluntarios del programa la desinteresada ayuda y valentía al afrontar los riesgos de este experimental "tratamiento".
Dichos voluntarios son J.L.M, más conocido como "Jose Luis, el playu" y S.L.P, conocido como "Santiaguin"
Aunque en un principio se mostraron reticientes a valorar positivamente este nuevo tratamiento de choque, después de 3 cajas (36 botellas) de sidra, ambos sujetos estaban más que satisfechos con los resultados. Afirmaban que no sufrían ningún síntoma de los asociados con el coronavirus ni con ningún otro. Solicitaban asiduamente algo "para forrar" que en el dialecto local significa "comida".
De momento los encargados del CIEM están valorando la posibilidad de patentar la vacuna y la forma de ofrecerla a la población española de forma gratuita, siempre y cuando la población está dispuesta a ir a Asturias. Por razones que aun se desconocen, los primeros envíos de dicha vacuna basada en la sidra, han llegado defectuosos a sus puntos de destino en la geografía patria.
Una investigación más exhaustiva ha determinado que una vez la vacuna abandona suelo asturiano, esta se descompone y pierde sus beneficios médicos.
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