Radicales antidisciplinarios provocan disturbios en un instituto por la expulsión de un alumno que agredió a una profesora

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Esta mañana, el equipo directivo del IES Son Cladera, ubicado en Palma de Mallorca, se ha visto obligado a suspender las clases indefinidamente tras dos días de violentos disturbios por la expulsión del estudiante que agredió a una profesora del centro.

Los hechos se remontan al día 17 de octubre cuando, aproximadamente a las 11:00 horas, un alumno, menor de edad y de aproximadamente 13 años, profirió vejaciones contra una profesora, tras lo cual lo acompañó ante el director para quejarse de su conducta. Mientras bajaban las escaleras, el alumno, supuestamente, empujó a la docente, que cayó por las escaleras. Una vez en el suelo le propinó varias patadas, sin causarle lesión.

Acto seguido, la profesora acudía al despacho de director para exponer lo sucedido y éste salió en busca del menor que estaba en la entrada del centro. Al ver al director, el menor le dio un empujón y una patada y se fue al despacho de la jefa de estudios.

Por este motivo, el alumno ha sido expulsado durante 3 días, mientras se tramitaba el expediente disciplinario que se le abrió para poder expulsarlo durante un máximo de 29 días.

Tras recibir la noticia, el padre del menor presentó una denuncia urgente contra el centro y solicitó la anulación inmediata de dicha sanción “totalmente injustificada, innecesaria y, en cualquier caso, desproporcionada” según el progenitor, y contrató a un abogado para redactar la querella.

El día 18, a las 9:30 horas, el alumno acudió al centro sin permiso, incumpliendo la sanción que se le había impuesto.

El Juzgado de Instrucción número 11 de Palma abrió diligencias para investigar la apertura del expediente disciplinario y, aproximadamente a las 12 horas, Ester María Domene, la juez titular de dicho órgano, ordenó paralizar la tramitación del expediente, así como la expulsión del estudiante.

Ese mismo día, al término del recreo, los alumnos de la clase del agresor se negaron a regresar al aula y en su lugar se concentraron en el patio para protestar por la expulsión del agresor.
Al finalizar la jornada escolar, se unieron a la protesta alumnos de otras clases, amigos y familiares del agresor, que acudieron al centro, padres de alumnos e incluso dos profesores del centro, e impidieron la entrada y salida de personas del instituto, para condenar la sanción impuesta al estudiante.
Las protestas pacíficas se volvieron violentas por la noche, cuando llegaron alumnos de otros centros y los padres de los estudiantes llevaron pirotecnia y cócteles molotov al centro. Durante la noche, los radicales rompieron farolas y ventanas, y profirieron gritos de odio y amenazas al equipo directivo, tales como: “Esta noche, mira debajo del coche” o “estáis todos muertos”. También profirieron gritos como: “Manuel Blanco, dimisión ya”.
El día 19, por la mañana, los disturbios cesaron y se pudieron impartir clases a los 450 alumnos que asistieron, menos de la cuarta parte del alumnado, ya que la mayoría de estudiantes hicieron huelga.

Un grupo radical pasó toda la jornada escolar en la entrada del recinto, durante la cual un inspector de Educación se dirigió al centro con motivo del expediente abierto al agresor, supuestamente, a recabar información, pese a que el procedimiento estaba paralizado.
Tras bajarse del coche, el inspector fue amenazado de muerte por los radicales, y el vehículo fue incendiado mientras el responsable se encontraba en el centro.
Al término de la jornada escolar, se retomaron las protestas, en las que 4 profesores y 2 alumnos, miembros del Consejo Escolar, fueron brutalmente agredidos, y acudieron miembros de grupos anarquistas, que, en su mayoría, se desplazaron desde Barcelona, donde participaron en las protestas por la sentencia del Procès.

El director fue detenido por los manifestantes cuando se disponía a abandonar el centro, y posteriormente, un grupo de 50 personas, entre los cuales se encontraban el alumno expulsado, sus padres y su abuelo, le propinó una brutal paliza.

A la llegada de la ambulancia, los radicales anti-disciplina bloquearon el paso de la misma, y fue necesaria la intervención de la Policía Nacional para dispersarlos y abrirle paso. Aun así, la ambulancia tardó más de 45 minutos, desde su llegada, en atender al herido, que fue trasladado de urgencia a la UCI del Hospital General de Mallorca, donde ingresó en estado crítico. En dicha UCI, fue necesaria la presencia policial, al encontrar a un grupo de 8 de los 50 agresores merodeando por el hospital.

Las protestas violentas se extendieron al Camí de Son Cladera y Carrer Cala Llombards, y en los Juzgados y el edificio de la Consellería de Educación se produjeron manifestaciones pacíficas.

Los radicales se desplazaron al edificio en el que reside la docente agredida, que estaba de baja, donde pasaron toda la noche molestando, haciendo ruido y tirando petardos. Rompieron lámparas, un espejo y la puerta del cuadro eléctrico general del edificio, antes de arrojar un caldero de agua al mismo. La Policía Local intentó, sin éxito, dispersar a los manifestantes. En el rellano de la planta en la que reside la profesora, un agente fue agredido por un radical, que posteriormente se dio a la fuga. No requirió atención médica.

En el patio del instituto, se levantó una barricada con pupitres, pizarras, papeleras, aparatos electrónicos y una portería de fútbol que fue arrancada. Posteriormente, fue incendiada con gasolina.
Aproximadamente a la 1:30 horas, se declaró un incendio en los despachos de Dirección, Jefatura de Estudios y el archivo del instituto, que fue extinguido por los Bomberos de Palma de Mallorca y solo ocasionó daños materiales. Además, el vehículo particular del director, que todavía estaba en el centro, fue incendiado al arrojarle el abuelo del menor sancionado una copia del expediente abierto a su nieto. El hombre prendió fuego al folio y lo arrojó al interior del coche a través de una ventanilla rota, tras rociarlo con gasolina.
Los manifestantes también colgaron pancartas y sábanas con la frase “Os voy a matar”, que dijo el estudiante en el momento de la agresión.

En las calles aledañas, se quemaron contenedores y ardieron 5 coches, además, un bar fue saqueado y se rompieron las puertas de varios portales.

Se estima que participaron un total de 5.500 manifestantes, de los cuales 5.000 son violentos, entre ellos, más de 1.550 de los 2.000 alumnos del centro y 2 profesores del mismo. Un total de 17 agentes, 14 de la Policía Nacional y 3 de la Policía Local fueron agredidos, de los cuales 7 han requerido asistencia médica y 3 de ellos han sido trasladados al hospital. También han resultado heridos 10 manifestantes y un profesor, además del director del instituto. Los daños materiales ascienden a 350.000 €, incluidos los daños a propiedades privadas.

La secretaria general del Sindicato de Estudiantes, Coral Latorre, ha expresado sus condolencias al estudiante sancionado y a su familia, si bien reconoció que lo que hizo es “completamente inadmisible” y que la violencia y los disturbios están “totalmente injustificados”.

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