La realidad de muchas familias de la Patagonia
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Marcelina tiene 74 años. Nació debajo de un árbol que aún siguen en pie, al costado de su casa. Vive justo al lado de la escuela Nº285, al pie del cerro Las Marcas.
Como toda mujer de campo, su trabajo - además de ser doméstico y de crianza - es de fuerza. Comienza el día a las cuatro y media de la mañana “para aprovechar más la luz”, asegura. Toma mate y empieza a trabajar en sus huertas, dado que se alimenta de lo que cultiva. En su huerta tiene verduras como zanahorias, zapallos, tomates, papas, cebolla, entre otras. Ademas, posee frutas como manzanas, frutillas, frambuesa y cerezas con las cuales hace diferentes dulces para consumir.
Cuenta que a veces cocina para ella y para sus hijos y nietos. Si prepara carne de chivo, “la hago hervir con agua y sal y ahí le pongo condimento, comino, pimentón, verduras, y cilantro que cosecho”, explica con su voz bajita. Aunque su sopa es la preferida de los nietos.
Marcelina todavia recuerda el año 2011 cuando las cenizas del volcán Puyehue cubrieron gran parte de la provincia de Río Negro, afectando principalmente la zona de Ingeniero Jacobacci. Las consecuencias de ese desastre natural, todavía se sienten, en la vida de las familias "Fue un antes y un después. Era vivir entre las cenizas. Hubo gente que se fue, cerró sus campos. Las cenizas fueron perjudiciales para la agricultura, las plantas y los animales.
Hace un par de semanas se realizó el acto de inauguración del nuevo Centro de Servicios, lugar que pudo ser construido gracias a que Marcelina donó parte de las tierras de su familia para que la Provincia pueda edificar allí esas instalaciones.
Marcelina es Patagonia.
Parte de un escrito de María Marta Martinez.
Foto: Martin Muñoz.
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